03 febrero, 2012

Tal vez no sea nada.

Querido mío
me mata esta ausencia
la lluvia venidera
el viento y tu fragilidad
como hoja otoñal que cae,
las luces incandecentes de la ciudad
los gritos queriendo hablar
los silencios donde no estás
mis sentidos perdidos
mi razón irracional
tus manos que no se entrelazarán
esos labios que no he podido besar
la tristeza de tu alma
la desesperación de la mía
por no saber, por no poder.
Me preocupa que estés así
y yo no sé cómo responder
cuando kilómetros nos separan
cuando las estrellas me parecen
que tú más cercanas,
cuando estoy esperando desesperada
y en tinta mi corazón se derrama,
llora...
Me mata que sueñes sin mí
que en tu penar no haya podido
irte a arrullar
que nadie te querrá así
que soy yo quien te atrapa en el pensamiento
que en tu hombro he venido
para descansar
mi cansancio
que la Luna se cae despacio
y la gente no me importa,
me sofoca
se llevan mi aire
me quitan las ganas
la sonrisa, la esperanza.
¿Miedo? ¿Qué es eso?
¿Es esto?
No sabes (ni yo lo sé)
cuánto podría dar
sólo para verte reír, verte a ti
diciéndome que la vida te da igual
si  va bien o va mal,
mientras conmigo estás.
Hoy morí un poco,
todos los días muero
cuando me percato de que también
estás tú muriendo...

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